Esta mañana leyendo uno de esos periódicos gratuitos, en el metro, de camino al trabajo, me he topado con una noticia bastante curiosa. El titular de la noticia indicaba que se había detectado que la torre del Big Ben se está inclinando poco a poco. Se cree que la inclinación de la torre por excelencia de Londres se debe a décadas de trabajos de construcción y obras alrededor, incluyendo la ampliación de la línea Jubilee en los años 90. Todas esas obras realizadas entorno a la torre del reloj han debilitado las bases alrededor de la estructura de casi 100 metros de altura.
Mediciones recientes muestran que la torre se inclina hacia el noroeste con un ángulo de 0.26º, es decir, la parte superior de la torre se encuentra desplazada casi medio metro de la vertical de la torre.
Evidentemente, no se ha tardado en comparar con la Torre Inclinada de Pisa. Ésta tiene una inclinación de unos cuatro grados, y al ritmo actual de inclinación, se necesitarían 4.000 años para que el Big Ben alcanzará el mismo ángulo que el famoso monumento italiano.
Según apuntaban en la noticia, esta inclinación se puede intuir si te paras en la plaza del Parlamento y miras hacia el este, en dirección al río.
