Hace unas semanas, para celebrar nuestro octavo aniversario juntos, Jesús y yo fuimos a cenar al restaurante SushiSamba, que se encuentra en las plantas 38 y 39 del rascacielos Heron Tower, en pleno corazón de la City de Londres.
En este blog ya hemos hablado en otras ocasiones de los mejores restaurantes con vistas que se pueden encontrar en la capital británica. SushiSamba es uno de ellos.
El restaurante y sus vistas
La experiencia de ir a cenar a SushiSamba empieza antes de llegar al restaurante.
A pocos minutos a pie desde la estación de Liverpool Street, al restaurante se accede a través de los ascensores de cristal que, con vistas panorámicas, te llevan hasta la planta 38 de Heron Tower, dejándote disfrutar de unas excelentes vistas de la City y de sus carismáticos edificios. Para nosotros, los ascensores fueron aún más impresionantes por la noche, cuando dejamos el restaurante después de cenar, con toda la ciudad ya iluminada.
Una vez en el restaurante, las vistas de 360 grados son geniales. Al ser nuestra reserva bastante temprano, pudimos ver la puesta de sol desde el restaurante. Desde donde nosotros estábamos sentados, se veía perfectamente buena parte de Londres, como la zona del estadio olímpico, que parecía que estuviera ahí al ladito.
Pero no sólo las vistas son espectaculares – el restaurante en sí mismo también lo es.
Antes de cenar, mientras preparaban nuestra mesa, tomamos una cerveza en el bar de la terraza oeste, donde hay una preciosa escultura de un árbol que, según los diseñadores, refuerza la unión entre cielo y tierra que se vive en el restaurante. Esta foto de a continuación la tomamos justo antes de marcharnos, pues no pudimos resistir volver a salir a la terraza una vez que el árbol estaba iluminado. Bonito ¿verdad?
El restaurante en sí, con un diseño de lo más vanguardista, no deja a nadie indiferente. A nosotros nos encantó la decoración del techo del comedor principal, en el que disfrutamos de nuestra cena.
Justo antes de marchar, además de volver a visitar la terraza oeste, fuimos a la planta superior, teniendo las mejores vistas de la City desde allí. El edificio Gherkin (el que es clavado a la torre Agbar de Barcelona) está muy cerca de Heron Tower, y se veía precioso desde esta parte del restaurante.
Una fusión de cocinas y sabores
En distintas ocasiones nos habíamos planteado ir a uno de los muchos restaurantes con vistas de Londres, pero hasta ahora no nos habíamos lanzado a ir a ninguno. Lo que marcó la diferencia con SushiSamba fue su menú. En muchos de los otros restaurantes que comentábamos, los platos están muy basados en pescados y mariscos, que por raro que resulte siendo de Barcelona, a nosotros no nos gustan. Además, el temor a pagar £150 por una cena y salir con hambre (ya que lo que te han servido al final ha sido un poco de espuma de nada y esencia de aire…) también nos había frenado en otras ocasiones.
En SushiSamba, afortunadamente, el menú no es sólo delicioso, sino que también es suficiente y terminas tu cena de lo más satisfecho. Su menú está basado en una fusión de las cocinas peruana, brasileña y japonesa.
Nosotros nos decantamos por unos pimientos de padrón, unas gambas en tempura con mayonesa picante y vinagreta de trufa negra, y unos taquitos crujientes de ternera japonesa Wagyu para empezar. Buenísimo.
Después compartimos unos Wagyu Gyoza, unos dumplings de la misma ternera que los taquitos, y que se servían con puré de kabocha (una especie de calabaza asiática bastante dulce) y salsa su-shoyu.
Una vez terminados los entrantes, como principal decidimos compartir un plato llamado Churrasco Río Grande, con diferentes carnes hechas a la piedra y servidas con chimichurri y otras salsas y acompañamientos varios. Si os gusta la carne y alguna vez vais a SushiSamba, no os arrepentiréis si pedís este plato.
Y cómo no hay nada mejor que terminar con un buen final, compartimos un postre que, parece ser, justo ahora han retirado del menú, pero que, como dicen por estas tierras, estaba to die for. Era una especie de tarta de queso y limón deconstruida, con toques de naranja, y en la que destacaba una esfera de cristal de azúcar que había que romper con la cuchara para poder acceder a la crema helada. Impresionante. Creo recordar que su nombre era algo así como Yuzu Tart…
Y todo esto… ¿cómo se llama?
Por la cerveza que tomamos en la terraza, antes de cenar, nos cobraron casi £8. Casi nada ¿eh? La cena, contando bebidas y todos esos platos que habéis podido ver, nos salió por unos £125.
Para nosotros, esto era una ocasión especial (obviamente…) pero nos hizo gracia ver cómo había gente que incluso estaba cenando con los niños de un modo de los más normal, como quien se va cada día al bar de debajo de casa a cenar cuando los niños salen del cole. Es lo que tiene la City de Londres…
